Esfuerzo del Gobierno por bajar gasto en 2021 se topó con inflexible estructura presupuestaria, dicen expertos
Fecha: 6 de enero 2022
En 2021 se gastó $ 500 millones más que en 2020; aunque la ejecución fue menor a lo programado por el propio Gobierno.
En el 2021, el Gobierno ha hecho esfuerzos para bajar su nivel de gasto, aunque la rígida estructura estatal no le ha facilitado la tarea.
De acuerdo con las cifras de la Ejecución presupuestaria, en 2020 el Gobierno tuvo gastos por $ 21.901 millones; mientras que en 2021 fue de $ 22.436 millones, es decir, $ 535 millones más que el año previo. Sin embargo, también hay otro grupo de cifras que analizar y es cuánto del presupuesto del 2021 se logró ejecutar. Al ver este tema se observa que el gobierno de Guillermo Lasso en 2021 había calculado tener gastos por $ 27.855 millones, pero al final solo ejecutó $ 26.787 millones, es decir, hubo un ajuste de al menos $ 1.000 millones de lo que el propio Gobierno había previsto.
De acuerdo con Jaime Carrera, secretario ejecutivo del Observatorio de la Política Fiscal, las cifras revelan que el Gobierno tiene un problema de gasto corriente estructural, el cual difícilmente puede combatir. Por ejemplo, al comparar la ejecución presupuestaria del 2020 con la del 2021, los salarios continuaron al alza al pasar de $ 8.940 millones a $ 9.219 millones.
También se observa cómo en el tema de seguridad social (IESS; Issfa e Isspol) los montos asignados siguen siendo altos (y a pesar de ello insuficientes, según el IESS). La cifra asignada en 2020 para las tres entidades fue de $ 2.337 millones y en 2021 fue de $ 2.589 millones. Parte de estos rubros que se aumentaron, dice Carrera, fue destinada al Instituto de Seguridad Social de la Policía (Isspol). Para el experto, este incremento de presupuesto significa que temas de corrupción que han sucedido con el caso Chérrez han empezado a pasar factura a toda la ciudadanía.
En un tema en el que se ve baja con respecto al 2020 es en el pago de intereses, pero esto no se debe necesariamente a un esfuerzo gubernamental, sino que es el resultado de la renegociación de la deuda de bonos que permitió que hubiera una baja de intereses por $ 1.054 millones. También se observa un incremento de recursos dirigidos a los gobiernos autónomos descentralizados (GAD), debido a una mejor recaudación tributaria y mejores ingresos petroleros, de acuerdo con la Ley. En cuanto a bienes y servicios se ve una baja, pues este rubro pasa de $ 1.688 millones en 2020 a $ 1.665 millones en 2021: una reducción de $ 23 millones. Así, Carrera sostiene que en esa ejecución presupuestaria se nota un juego de incrementos por un lado y reducciones por otro, que al final termina en un incremento del gasto. Admite que era muy difícil que el Gobierno bajara dicho gasto, ya que el 2020 fue un año de una contracción económica muy importante.
Por otro lado, Carrera comenta que la estructura actual de gasto no deja mucho espacio a la inversión.
En todo caso, agrega, el gasto en salud se ha incrementado por la compra de medicinas. También explica que el mayor gasto en bienes y servicios está en educación, salud, Policía, Fuerzas Armadas y en universidades. A esto se dedica el 70 % en bienes y servicios, dice.
El gasto es casi el mismo del 2020, pero el del 2020 fue bajo por efecto de la pandemia, la economía estaba paralizada, el sector público estaba paralizado, se gastó menos por las medidas de medio tiempo, y ese gasto comparado con el 2020 lo que representa en el futuro es que la referencia va a ser el 2021 y si en el 2022 ya se normaliza va a haber más demandas.
El problema del Gobierno es enfrentar cómo rebajar la masa salarial pública y cómo enfrentar dentro de esa estructura de gastos, que es limitada e inflexible, las demandas que van a existir, si se normaliza la educación.
Entre tanto, Santiago Mosquera, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad de las Américas, considera que si se compara con el 2020, efectivamente no ha habido una reducción del gasto, sino un incremento. Sin embargo, estima que el Gobierno debió funcionar por algunos meses con la proforma 2020 prorrogada, para que luego finalmente hacia los últimos meses del año la Asamblea aprobara la del 2021. En todo caso, hace hincapié en que hubo una reducción del gasto en la ejecución al comparar lo que había presupuestado gastar y lo que realmente gastó ($ 27.855 millones presupuestados y $ 26.787 millones ejecutados).
Explica además que en 2020 el nivel de gasto fue demasiado bajo debido a la pandemia, por lo que era ilógico pensar que se hubiera podido reducir el gasto con respecto a ese referente.
Tanto Carrera como Mosquera consideran que es importante lo que pasará de ahora en adelante. Por un lado, para Carrera, la demanda estatal que va a ir recuperándose por efecto de la normalización o de la reactivación económica podría requerir de más recursos, y será entonces cuando el Gobierno deba buscar controlar que este gasto no se le vaya de las manos.
A Mosquera, en cambio, le preocupa en los últimos datos de las cuentas nacionales la tasa de crecimiento de importaciones, que ha sido mayor al 20 %, cuando las exportaciones no crecieron. Esto generaría un problema en el equilibrio de la balanza de pagos, sostiene. (I)
Fuente: El Universo